“Los políticos argentinos no han sabido usar el deporte como factor de unión” Julieta Roffo
Feria del Libro de Guadalajara. El periodista inglés, autor de "Pistorius. La sombra de la verdad". .
El escritor presentó su obra en la FIL, que termina hoy, y habló sobre la violencia en el deporte.
- ¿Cómo decidió embarcarse en la biografía de este personaje?
- Pistorius tiene una historia muy atractiva, muy dramática. Los puntos fundamentales son muy fuertes: un bebé nace con un problema congénito, once meses después lo amputan, veinticinco años después llega a los Juegos Olímpicos, y seis meses más tarde, el Día de los Enamorados, mata a su novia. Con todo eso, ya tenemos una historia. Y como viví muchos años en Argentina -Carlin estuvo en Buenos Aires entre los 3 y los 10 años, y volvió entre los 23 y los 25-, me vino casi por naturaleza lo de hacer una especie de perfil psicológico: uno no puede impedir esto si pasó un tiempo en Buenos Aires. Creo que en el caso de Pistorius todo está multiplicado por cien. Es cien veces más ambicioso que vos y que yo, pero a la vez es cien veces más vulnerable.
- Muchas veces, que el acusado sea un ídolo del deporte minimiza un crimen ante la opinión pública. En Argentina sirve de ejemplo el caso del futbolista Héctor “Bambino” Veira, condenado por la violación de una persona menor de edad. ¿Qué lectura hace de la reacción de la sociedad sudafricana ante lo ocurrido con Pistorius?
- Pistorius ya no es un ídolo después del homicidio. Nadie sale a la calle con un cartel diciendo “Yo soy fan”. Pero una de las cosas que descubrí haciendo este libro es que simpatizaban más con él los negros que los blancos. Casi todos los blancos con los que hablé dijeron “que se pudra en la cárcel”. Y los negros fueron mucho más... “la vida es dura, estas cosas pasan”. Encontré más empatía. Y me resultó muy interesante porque en parte me ayudó a entender el gran tema sudafricano, que es cómo los negros perdonaron a los blancos. Creo que el haber sufrido mucho te enseña cierta compasión, y como consecuencia, una mayor predisposición para perdonar.
- Su libro "El factor humano" da cuenta del fin del apartheid y de cómo Nelson Mandela apostó a unir a los sudafricanos. ¿Qué le atrae de ese país, escenario de esta obra y de la que acaba de publicar?
- He sido corresponsal en muchos lugares. De hecho empecé en el periodismo en tiempos de Galtieri, en el Buenos Aires Herald. Pasé por México, El Salvador y Nicaragua, cubriendo guerras. Estuve en Washington, Israel, Palestina y Bosnia. Pero ningún país me cautivó como Sudáfrica. Allí viví años de increíble trama, de violencia, pero hubo un final feliz. ¿Y cuándo hay finales felices? Cuando estaba ahí -Carlin estuvo entre 1989 y 1995- veías la Historia transcurrir frente a tus ojos a cada hora. Es que en el centro de todo estaba la figura de Mandela. Y nadie que yo conozca le llega a los tobillos a Mandela.
- Justamente una de las vías a las que Mandela apeló para lograr cierta reconstrucción del tejido social fue el deporte. Sin embargo, a veces la violencia no se origina en los escenarios deportivos pero sí se exacerba. En el fútbol argentino, y en otros países, es algo frecuente. ¿Qué lectura hace de esto?
- Pasa en muchísimos países. En Gran Bretaña, hace veinticino años, esto fue tremendo. Yo iba a los partidos del Manchester United y me moría de miedo. Creo que Argentina es un país actualmente muy fracturado políticamente, muy dividido, más de lo habitual en una democracia. En una sociedad dividida, el fútbol puede ser un factor de unión cuando juega la Selección, por ejemplo. No importa si sos peronista, de derecha o marxista. Pero creo que los políticos no han sabido utilizar esa posibilidad. Quizás porque la mayoría de los políticos están más interesados en dividir que en unir.
- Otro escenario dividido que usted conoce es Cataluña, luego de haber vivido varios años en Barcelona. ¿Cómo ve esa situación?
- Reduciéndolo a los datos básicos, diría que el independentismo hace seis o siete años era una fuerza muy minoritaria. Eran casi como excéntricos. Después vino una dura crisis económica, que planteó una austeridad profunda. Se generaron partidos nuevos como Podemos y Ciudadanos, y estoy seguro de que para esto hubo muchos elementos, pero el más importante fue la crisis. El auge del independentismo catalán surge de esa misma fuente, de esos tiempos de incertidumbre en los que la gente agarra las soluciones que le ofrecen. Alguien viene con un mensaje claro como “Con la independencia volveremos a ser felices”, lo cual es una estupidez para mí, esta noción de que un día serán independientes, alzarán la banderita y comerán perdices. A la vez, el Partido Popular ha sido el principal impulsor por una falta permanente de respeto hacia Cataluña. Conozco a muchos catalanes que fueron muy antinacionalistas toda su vida pero que con el actual gobierno español se sienten tan maltratados que han dado un giro. Yo escribí hace unos años que si Mandela hubiera estado en el lugar del presidente Rajoy cuando esto empezó con una gran manifestación, lo habría resuelto en una semana. Pero no estuvo Mandela, estuvo Rajoy. Y estamos hablando de jugadores de ligas diferentes.