lanacion.com |Opinión Domingo 20 de julio de 2014 | Publicado en edición impresa
Editorial I
Miedo (parte I)
Opinión
Las actitudes temerosas de la ciudadanía, signo de las épocas más oscuras, han vuelto bajo nuevas formas y de la mano de los graves abusos de poder
Como en una tragedia griega, después de treinta años de democracia, el miedo ha reaparecido en la Argentina. Es un fantasma que silencia, reprime, somete y enturbia la vida de la población. El ejemplo más reciente es que ni siquiera los integrantes de la selección argentina de fútbol subcampeona del mundo hayan podido festejar su logro junto con el pueblo en la emblemática Plaza de la República por entender, con muy buen criterio tras los lamentables episodios de violencia vividos en la noche del domingo último, que ni ellos ni nadie tenían garantizada su seguridad.
No es la única clase de miedo que sufren los argentinos. Las cosas se dicen en voz baja -cuando se dicen- y cualquier opinión se ve obligada a recorrer el camino de la vigilancia previa para evitar decir lo que se quiere donde se sabe que no será bien recibido.