Martes 17 de marzo de 2015 | Publicado en edición impresa

Sánchez Sorondo: "En el Gobierno ahora son todos amigos del Papa"
Más que de renovación o revolución, el arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, que desde hace 43 años está en el Vaticano, prefiere hablar de restauración para definir los cambios que impulsa el pontificado de Francisco. No le teme a la concepción conservadora del término, porque dice que "eso es lo que el crucifijo le dijo a San Francisco de Asís: ve y restaura mi Iglesia". Y agrega que "significa volver al origen de la Iglesia, a las raíces del Evangelio, para aplicarlo de modo literal, sin interpretaciones". Sánchez Sorondo afirma que el Papa se "sorprendió" con el comportamiento de la bulliciosa delegación de La Cámpora que acompañó a Cristina Kirchner en su última visita al Vaticano, y que llama también la atención el cambio de actitud del kirchnerismo respecto de Francisco. "Lo más curioso es que en el Gobierno ahora son todos amigos de él", sostuvo en una entrevista con LA NACION. Nombrado en 1998 por Juan Pablo II canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias, creada en 1603 y de la que formaron parte Galileo Galilei y 35 premios Nobel, Sánchez Sorondo  llegó el viernes a la Argentina, el mismo día en que el Papa reveló que en sus primeros dos años de pontificado se sintió usado por los políticos argentinos.  "La relación con los gobiernos siempre es muy complicada.  El pueblo polaco fue muy solidario con Juan Pablo II, incluso el gobierno comunista de entonces.  Los alemanes fueron muy fríos con Benedicto XVI. Los argentinos, con Francisco, somos muy desordenados e individualistas, y hasta un poco aprovechadores", precisó. Basó esa reflexión, entre otros ejemplos, en el comportamiento que mostró la bulliciosa delegación que acompañó a Cristina Kirchner en su última visita a Francisco, dominada por La Cámpora, lo que sorprendió al Papa. "Tanto lo sorprendió que después le confió a uno de sus colaboradores: En la Curia romana dicen que soy un poco desordenado; pero fíjense cómo es mi pueblo", reveló Sánchez Sorondo a la nacion. "Francisco no quiere interferir en el país, sabiendo especialmente que hay un proceso electoral. A él lo tironearon bastante. Lo más curioso es que en el Gobierno ahora son todos amigos de él. Tiene que preservarse, aunque es imposible que no tenga influencia", comentó el arzobispo, al señalar la necesidad de marcar distancias con el poder político.
 
 
