lanacion.com | Deportiva Martes 16 de diciembre de 2014 | Publicado en edición impresa - Tras la consagración de la Academia
Festival: un obelisco en celeste y blanco hasta que salió el sol
El domingo de la gloria racinguista se había terminado hacía rato, pero los hinchas mantenían el recuerdo a puro cántico. Gritaban. Eran miles. El lugar elegido, el Obelisco, previa caravana desde Avellaneda. El horario en el que se desarrolló otro desborde de pasión futbolera fue inusual. Cada vez cuesta más explicar la prolongación de los festejos. El estallido fue a las 2.46. Sí, bastante entrada la madrugada, y cuando lo más usual en estos casos hubiera sido que comenzara la desconcentración, ocurrió todo lo contrario. El desenfreno académico se reavivó con la aparición del ómnibus descapotable, que llegó a paso de hombre, con los jugadores conectándose con su gente en una noche eterna. Inolvidable.  La intersección de Corrientes y 9 de Julio fue un Cilindro improvisado entre tanto brillo de cotillón académico. De repente, un "¡¡Dale campeón, dale campeón!!", se hizo  himno. Fue el momento de mayor conexión con los futbolistas, cuando los nuevos héroes entraron en escena. Acompañaban el canto haciendo flamear banderas. Todo celeste. Todo blanco. El "Racing Club Campeón 2014" pintado en el vehículo se convirtió en postal para mil fotos por segundo. Era tardísimo, pero nadie tenía la mínima intención de detenerse. En rigor, nadie podía. Se cumplía el pedido que había hecho a la una de la madrugada Iván Pillud: "¡Tenemos que ir al Obelisco a festejar con la gente!", gritó en la cancha. La gente lo sabía y lo esperaba. Los que ya estaban en el Obelisco no iban a irse. Los que estaban en Avellaneda no se lo iban a perder. Fue una peregrinación de hinchas de Racing rumbo al corazón porteño, con una sonrisa estampada en el rostro; en el alma. Unos fueron a pie. Otros, en auto. Alguno, a dedo. Todos, con una felicidad radiante.
 
 
