Rosa Molina, la aborigen de 56 años y sólo 24 kg, que se convirtió en símbolo de la marginación de las etnias originarias chaqueñas y que alcanzó una involuntaria fama cuando fue fotografiada en la catedral de Resistencia, falleció rodeada por sus familiares en la ciudad de La Plata a causa del deterioro de su estado de salud. Murió a raíz de un paro cardíaco causado por sus problemas respiratorios crónicos, agravados por la desnutrición. "
La llevaron sus parientes después de diez días de internación en el Hospital Perrando sin q aumentara de peso. Ahora nos enteramos de su muerte, que eleva a 15 el número de aborígenes fallecidos en el Chaco desde julio de este año".
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Y agrego, los capaciten p procurarse una vida digna. No se puede depender de las dádivas. Argentina 2007, mientras los políticos piensan en las próximas elecciones. De bien común, como siempre, poco y nada.
Alejandra Belmartino
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